El Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha elaborado un decálogo con recomendaciones para cuidar los pies de las personas que padecen Alzheimer
Las consecuencias más comunes de esta
enfermedad en los pies son pérdida de elasticidad muscular, perdida de
tejido graso y amortiguación en la zona anterior y en el talón,
aplanamiento de la bóveda plantar, una disminución de la sensibilidad y
la propiocepción en los pies y, progresivamente, un peor funcionamiento
del retorno venoso y una deambulación más inestable. Esto requiere, en
muchas ocasiones, un tratamiento con soportes plantares para evitar
riesgos de caída y posibles fracturas óseas.
Para cuidar adecuadamente los pies de las personas con Alzheimer, el ICOPCV ha establecido las siguientes recomendaciones:
1. Utilizar un calzado adecuado.-
Usar un calzado que le ayude a caminar de una forma cómoda y segura.
Para ello se escogerá, con ayuda del podólogo, el adecuado a cada caso
para que se adapte perfectamente a su pisada y de esta forma disminuir
las sobrecargas en pies y tobillos, aumentando la estabilidad. Es
importante revisar con frecuencia el desgaste de la suela.
2. Examinar el calzado.-
Es aconsejable que el cuidador examine el interior del zapato antes de
ponerlo por si hubiera alguna piedra o similar que pudiera provocar una
lesión. En muchas ocasiones, la imposibilidad de expresar que hay una
molestia o la imposibilidad de sentirlas, puede causar heridas sin que
el paciente lo note.
3. Usar siempre calcetines.- Usando calcetines se evitarán laceraciones de la piel y un incremento de la sudoración.
4. No permitir que vaya nunca descalzo.
5. Cortar las uñas adecuadamente
.- Lo más recto posible (cuadradas) para evitar que las esquinas queden
dentro del canal ungueal y evitar que pueda clavarse en la carne. Si es
complicado, lo mejor es limarlas con una lima con mayor asiduidad.
6. No utilizar callicidas ni elementos cortantes para el tratamiento de durezas.-
Éstos podrían generar quemaduras en la piel o heridas difíciles de
curar. Si aparecen, deberá consultarse al podólogo el mejor tratamiento
para eliminarlos.
7. Hidratación de los pies.-
Los pies deben hidratarse a diario. Si la persona camina, puede hacerse
por la noche porque estará más horas en la piel. Es recomendable una
crema con una concentración de urea entre el 10 y el 20% ya que
mejorará la elasticidad de la piel disminuyendo el riesgo de lesiones
por roce o por presión. La crema no se debe aplicar nunca entre los
dedos, salvo por prescripción facultativa.
8. Proteger los pies del frío y del calor.-
Se evitarán las fuentes directas de calor en los pies y piernas porque
empeoran la circulación sanguínea. No es aconsejable poner bolsas de
agua caliente en los pies porque la falta de sensibilidad y la
imposibilidad de quejarse pueden provocar quemaduras. Si por la noche el
paciente tiene los pies fríos se pueden utilizar calcetines grandes de
lana. En verano es fundamental utilizar cremas solares protectoras.
9. Lavar los pies con agua templada, secarlos cuidadosamente (porque son pieles muy sensibles) y examinarlos a diario.
Hay que realizar una minuciosa inspección de toda la piel de los pies
para detectar cualquier anomalía. Es posible que sin sentir ningún dolor
se padezcan graves afecciones en los pies como heridas o infecciones
micóticas o víricas.
10. Realizar revisiones en el podólogo periódicamente.-
Esto es fundamental en las personas que padecen enfermedad de
Alzheimer, ya que la pérdida de capacidades cognitivas y sensitivas
pueden provocar que cualquier lesión acabe en una úlcera, una infección u
otras complicaciones más serias si no son tratadas a tiempo por un
profesional. El objetivo es ofrecer al paciente el máximo de calidad de
vida conforme avanza la enfermedad. Por este motivo, es esencial vigilar
su forma de caminar y, si el podólogo detecta algún síntoma de
inestabilidad, realizará un estudio de la pisada para posteriormente
adaptar plantillas si fuera necesario para que disminuya el riesgo de
caídas y mejore la forma de andar de la persona.